La política la han podrido (se lo hemos permitido) los golfos, los
cantamañanas, los dogmáticos, los que aceptan el resultado de las urnas solo cuando
les beneficia, los mesías e iluminados, los caciques partidistas, los que
entienden la política como una obstinada siembra de cizaña, los parlamentarios reducidos a serviles palmeros, los resentidos, los idiotas con doctorado, los traidores…
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