sábado, 6 de abril de 2013


Lo que repugna en el tratamiento informativo sobre la imputación de la Infanta Cristina es que está siendo tratada como víctima, cuando es evidente que ella puso su nombre para respaldar a su marido en los trapicheos llevados a cabo a través del indecente proyecto Noos. Tratar de ocultar su cooperación en este asunto es un insulto más a la ciudadanía. Lo mismo que es un insulto esa ley de transparencia con límites a la que se acoge la Casa Real. ¿En qué quedamos, transparencia o no?

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