jueves, 27 de junio de 2013

Ayer terminé de leer un libro precioso y conmovedor, de Leonardo Padura, magnífico escritor cubano, que se titula Máscaras: el tercer caso del teniente Mario Conde. En este libro, Padura relata con mano maestra el bárbaro afán de la dictadura castrista (en verdad, de todas las dictaduras) por empeñarse en homogeneizar a los seres humanos con arreglo a unos principios de acero. Uno de los colectivos que más ha sufrido la persecución de los burócratas cerriles de Castro es el colectivo homosexual. Hay un término clave en el libro: parametrar. Verbo feo donde los haya, sirve al aparato represor dictatorial para clasificar a las personas según unos parámetros “revolucionarios”. El resultado es de una contundencia brutal: sirve/ no sirve. Toda la diversidad humana reducida a una estúpida dicotomía, que salva o condena, sin apelación posible. Sencillo y  criminal. Terrible. 

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