Hoy es uno de esos días en los que prefiero no pensar. Mi única
apetencia es desconectar de mí y dejarme llevar. Pacto una tregua conmigo. Pies ligeros. Alas. No quiero ser centro de
huracán. Cancelo tormentas. Aplazo respuestas. Me desnudo frente al sol. Y continúo
caminando (eso sí, eso siempre), acallando vocecillas sabihondas que escupen
órdenes como implacables ametralladoras. Impertinencias de un yo arrogante y
obsesivo. Suelto amarras. Navego al
pairo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario