A la gente hay que ganársela con lo que le resulta placentero. Por
ejemplo, a muchos sólo les interesa un tema de conversación: ellos mismos. Habla
de sus hazañas y se alegrarán muchísimo de verte.
¡Al ladrón!, grita una mujer en la playa, pero nadie le presta
atención. Están sumergidos en sus móviles, embelesados con un vídeo interesantísimo,
ísimo, ísimo de un tipo al que su perro de diseño le hurta (jajajaja, ¡qué risa,
tía Maisa! jajajaja) el desayuno.
Conozco a unos cuantos tipos duros hasta el encefalograma plano que a falta de adjetivos contundentes,
dan furiosos puñetazos en la barra del bar.
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