Entre los libros que saco de la biblioteca está el que, seguroseguroseguro,
voy a leer esta noche… Pero al rato de decidirme por uno (los otros lo he
reintegrado a su lugar en la biblioteca, no sin antes acariciarlos un poco,
para que no me odien), me llama una amiga sumamente tentadora (aunque sea morena
y no viva arriba, sino en un barrio cercano al mío). Miro el libro, y pienso en
mi amiga. “Ponte en mi lugar, campeón. ¿Qué harías tú si tuvieras que optar
entre una catálogo de lencería y yo? Pues eso”. Y cuando tamborileo con mis
dedos en la portada siento en las yemas el latido del mar…
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