martes, 6 de agosto de 2013

CUATRO PATAS DE UN  PERSONAJE SINIESTRO

Primera. Tiene una columna fija en un panfleto sangriento. Cree que el resto de los mortales está necesitado de sus sesudas teorías. Se sitúa frente al desafiante folio en blanco y escupe su infecta bilis de sectario resentido.

Segunda. Todo lo que lee choca con su caparazón de enquistado dogmatismo. Pasan delante de sus ojos cientos de páginas bellísimas que se pierden por el sumidero de su arrogante ignorancia.

Tercera. Está encantado de conocerse. Es capaz de pasarse horas delante del espejo imaginando que perora ante una multitud sumisa y boquiabierta.


Cuarta. Es un experto en cegar conversaciones, por la sencilla sinrazón de que carece de la preciosa virtud cívica de escuchar a su interlocutor. 

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