MATRIMONIO
Él cree sapientísimos consejos sus esputos sanguinolentos y
venenosos. Ella intenta compensar sus frustraciones demonizando a sus vecinas. Él
siempre tiene la última palabra, rotunda y vacía, en la tertulia insustancial a
la que asiste todos los martes por la tarde. Ella, a solas, perora largas
parrafadas infestadas de faltas de ortografía. Forman una pareja repelente, aburrida
e infeliz. Follan como dos leprosos. Y la hipoteca los une cual implacable yugo.
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