LA APARICIÓN
María Dolores de Cospedal se quedó estupefacta cuando Dios se le
apareció.
-Señor, ¿en qué puede servirte esta pobre pecadora?
-Querida Barbie con peineta, obraré tres milagros en tu beneficio.
Piensa en tres deseos que quieras ver cumplidos y pide por esa boquita de piñón
que YO te he dado.
María Dolores de Cospedal puso cara de pensar durante medio segundo, se
desmayó, y, tras reponerse con la ayuda de Dios, expresó su voluntad:
-Señor, aprender a hablar correctamente ante los malditos periodistas es
mi mayor deseo.
Dios, con su tono más paternal, dijo:
-Me lo temía, y te advierto, temible princesa de los trabalenguas, que
no tendré más remedio que emplear los tres milagros para cumplir lo que me
pides, y no estoy muy seguro de cómo quedará la cosa.
-Señor, en tus manos quedo,
dijo María Dolores de Cospedal, con cara de niña buena y devota.
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