LOS DADOS
Einstein se equivocó: Dios sí juega a los dados, pero a su manera. Si
los tira, y el resultado coincide con sus planes, lo respeta; si no, lo acomoda
a sus deseos con el mayor descaro. Si a Dios le apetece entretenerse con una guerra
cruel, y los dados revelan que habrá un fructífero periodo de paz, manipula el resultado
para que la guerra acontezca. “¿Qué pasa?”, grita desafiante. Y es que, además
de tramposo, Dios es bastante macarra.
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